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Días huidos
Los alumnos me saludan
con la dulce nostalgia
de los días huidos
y,con melancolía,
me recitan ,en los largos pasillos,
los versos de Vallejo cuando era domingo
en las claras orejas de su burro.
Luego cantamos canciones de despedida
y se van como la lenta tarde de este sábado
lleno de sol y de infinitos rostros anublados
de aquellos muchachos y muchachas
que se amontonan lentos
en el fulgor impertinente de toda la memoria
inacabada.
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